Hoy era el penúltimo día para ver la exposición 'Fichés? Photographie et identification du Second Empire aux années soixante' (¿Fichados? Fotografía e identificación del Segundo Imperio a los años sesenta), en los Archives Nationales de París, después de haber sido -merecidamente- prolongada un mes más de lo inicialmente previsto.
La exposición, enormemente documentada (en dos pisos, que se recorren en no menos de 1h30min), reconstruye la historia de las fichas de identificación de personas de 1850 a 1960 en Francia y en particular del uso de la fotografía en las mismas. En la línea de los trabajos desarrollados por varios historiadores franceses en los últimos años alrededor de los procedimientos de identificación (Jean-Marc Berlière, Pierre Piazza, Gérard Noiriel, etc.) -un interés que no extraña en un contexto de auge de las políticas securitarias, de restricción de los flujos migratorios, de desarrollo tecnológico, etc.-, la exposición muestra cómo a diversas transformaciones técnicas se unen históricamente diversos intereses (políticos, administrativos, policiales, militares), desarrollándose una multitud de usos y prácticas de identificación (por medio de fichas, de fotografías reguladas y adaptadas según el método Bertillon a las "necesidades" de información antropométrica, fichas policiales, informes de los servicios secretos, pasaportes, carnés de identidad, fichas de estudiantes, solicitudes y permisos de trabajo, permisos de residencia, etc.), en diversas áreas de la administración del Estado, que poco a poco se irán modificando, perfeccionando, rutinizando y acumulando hasta convertirse en parte integrante de la maquinaria burocrática estatal y extenderse, de algunos segmentos "señalados" de población (criminales, prostitutas, homosexuales, terroristas, inmigrantes, fumadores de opio), a toda la población.
Lejos de enfocar esta historia como el progreso imparable de una maquinaria de control absoluto y omnipotente sobre los individuos -la común y algo limitada interpretación panóptico-apocalíptica-, la exposición restituye a cada documento sus usos concretos en su contexto histórico concreto: los usos de control y moralización de la "policía de las costumbres" (police des moeurs), censando a las prostitutas y homosexuales o requisando fotografías obscenas en la segunda mitad del XIX; el fichaje y medición antropométrica de los criminales para su clasificación racional, permitiendo localizar e identificar a los criminales que reinciden por sus características fisiológicas (y no sólo por el nombre, que suelen cambiar); la exposición de los tipos humanos y sus combinaciones posibles en la exposiciones internacionales (tipos de orejas -ver foto-, de narices, de barbas, de ojos, tipos étnicos, etc.); los usos totalitarios, antisemitas, de persecución política del régimen de Vichy; las falsificaciones realizadas por la Resistencia para pasar los controles del régimen; los permisos para acudir a las Brigadas Internacionales, etc.
Curiosidad: al visitante español no dejan de sorprenderle encontrar las fichas de identificación y permisos de trabajo de los emigrantes españoles en Francia a principios del siglo XX (entre ellos Picasso -y no es la única celebridad: Marie Curie, Eugène Ionesco, Mata Hari, Hitler, Zola, Dreyfus, Cocteau, etc.-), o las fichas policiales de anarquistas españoles (entre ellos, Miguel Pardiñas, asesino de Canalejas), percibidos entonces como un peligro público.
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