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Barthes: la Tópica y los lugares (comunes) en la máquina retórica

“En la “máquina retórica” lo que se introduce al principio, emergiendo apenas de la afasia nativa, son los fragmentos brutos de razonamientos, hechos, un “tema”; lo que se encuentra al final es un discurso completo, estructurado, construido enteramente para la persuasión.”

Barthes (1993: 120-121)


Un bonito fragmento de Barthes con el que me topé el otro día, sobre los lugares y las Tópicas como elemento fundamental de la retórica (entendida como esa técnica o arte de producir discursos persuasivos en base a determinadas reglas y procedimientos más o menos establecidos, más o menos conscientes) a la hora de encontrar qué decir. Aclara, entre otras cosas, el sentido de la metáfora espacial para hablar de esas “formas vacías” y “estereotipos” (tópicos), los lugares comunes a los que recurrimos para producir cualquier discurso. Para un mayor desarrollo del tema, consúltese el texto.

En francés:

“B. 1. 18. Le lieu, topos, locus.

Les classes de prémisses enthymématiques étant distinguées, il faut encore meubler ces classes, trouver des prémisses : on a les grandes formes, mais comment inventer les contenus ? C'est toujours la même question angoissante posée par la Rhétorique et qu'elle essaye de résoudre : quoi dire ? D'où l'importance de la réponse, attestée par l'ampleur et la fortune de cette partie de l’Inventio qui est chargée de fournir des contenus au raisonnement et qui commence main tenant : la Topique. Les prémisses peuvent en effet être tirées de certains lieux. Qu'est-ce qu'un lieu? C'est, dit Aristote, ce en quoi coïncide une pluralité de raisonnements oratoires. Les lieux, dit Port-Royal, sont « certains chefs généraux auxquels on peut rapporter toutes les preuves dont on se sert dans les diverses matières que l'on traite » ; ou encore (Lamy) : « des avis généraux qui font ressouvenir ceux qui les consultent de toutes les faces par lesquelles ont peut considérer un sujet ». Cependant l'approche métaphorique du lieu est plus significative que sa définition abstraite. On s'est servi de beaucoup de métaphores pour identifier le lieu. D'abord, pourquoi lieu ? Parce que, dit Aristote, pour se souvenir des choses, il suffit de reconnaître le lieu où elles se trouvent (le lieu est donc l'élément d'une association d'idées, d'un conditionnement, d'un dressage, d'une mnémonique) ; les lieux ne sont donc pas les arguments eux-mêmes mais les compartiments dans lesquels on les range. De là toute image conjoignant l'idée d'un espace et celle d'une réserve, d'une localisation et d'une extraction : une région (où l'on peut trouver des arguments), une veine de tel minerai, un cercle, une sphère, une source, un puits, un arsenal, un trésor, et même un trou à pigeons (W. D. Ross) ; « Les lieux, dit Dumarsais, sont les cellules où tout le monde peut aller prendre, pour ainsi dire, la matière d'un discours et des arguments sur toutes sortes de sujets ». Un logicien scolastique, exploitant la nature ménagère du lieu, le compare à une étiquette qui indique le contenu d'un récipient (pyxidum indices) ; pour Cicéron, les arguments, venant des lieux, se présenteront d'eux-mêmes pour la cause à traiter « comme les lettres pour le mot à écrire » : les lieux forment donc cette réserve très particulière que constitue l'alphabet : un corps de formes privées de sens en elles-mêmes, mais concourant au sens par sélection, agencement, actualisation. Par rapport au lieu, qu'est-ce que la Topique? Il semble que l'on puisse distinguer trois définitions successives, ou tout au moins trois orientations du mot. La Topique est — ou a été : 1) une méthode, 2) une grille de formes vides, 3) une réserve de formes remplies.”

R. Barthes (1970) : « L’ancienne réthorique », Communications, nº 16, p. 172-223 ; re-editado en L’aventure sémiologique, Paris : Éditions de Seuil, coll. Points Essais, 1985.

En castellano:

“B. 1. 18. El lugar, topos, locus

Una vez diferenciadas las clases de premisas entimemáticas, es necesario todavía llenar esas clases, encontrar premisas: se cuenta ya con las grandes formas, pero, ¿cómo inventar los contenidos? Es siempre la misma cuestión angustiosa planteada por la retórica y que ella intenta resolver: ¿qué decir? De ahí la importancia de la respuesta atestiguada por la amplitud y la fortuna de esta parte de la Inventio encargada de proporcionar los contenidos del razonamiento y que comienza ahora: la Tópica. Las premisas, en efecto, pueden extraerse de ciertos lugares. ¿Qué es un lugar? Es, dice Aristóteles, aquello en que coincide una pluralidad de razonamientos oratorios. Los lugares, dice Port-Royal, son “ciertos enunciados generales a los que se pueden referir todas las pruebas de las que uno se vale en las diversas materias que trata”; o también (Lamy): “indicaciones generales que hacen recordar a quienes las consultan todos los aspectos bajo los que se puede considerar un tema”. Sin embargo, el enfoque metafórico del locus es más significativo que su definición abstracta. Se han utilizado muchas metáforas para identificar el locus. Ante todo, ¿por qué lugar? Porque, dice Aristóteles, para acordarse de las cosas bastan acordarse del lugar en que se encuentran (el lugar es, pues, el elemento de una asociación de ideas, de un condicionamiento, de un adiestramiento, de una mnemónica); los lugares no son pues los argumentos mismos sino los compartimentos donde se los ordena. De ahí todas las imágenes que ligan la idea de un espacio y las de una reserva, de una localización y de una extracción: una región (donde pueden encontrarse argumentos), una mina, un círculo, una fuente, un pozo, un arsenal, un tesoro, y hasta una celdilla de palomas (W.D. Ross). “Los lugares”, dice Dumarsais, “son las celdillas donde cualquiera puede ir a tomar, por así decirlo, la materia de un discurso y argumentos sobre toda clase de temas”. Un lógico escolástico, explotando la naturaleza hogareña del lugar, lo compara a un rótulo que indica el contenido de un recipiente (pyxidum índices); para Cicerón, los argumentos, viniendo de los lugares, se presentarán por sí mismos a la causa que corresponde tratar, “como las letras para la palabra que es necesario escribir”: los lugares forman, pues, esa reserva muy particular que constituye el alfabeto: un cuerpo de formas privadas de sentido en sí mismas, pero que concurren al sentido mediante selección, combinación, actualización. En relación con el lugar, ¿qué es la Tópica? Parece posible distinguir tres definiciones sucesivas, o por lo menos tres orientaciones de la palabra. La Tópica es, o ha sido: 1) un método; 2) un casillero de formas vacías; 3) una reserva de formas llenas.”

R. Barthes (1970/1993): “La retórica antigua”, en La aventura semiológica, Barcelona: Paidós, p. 85-163.

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