"La rayuela se juega con una piedrita que hay que empujar con la punta del zapato. Ingredientes: una acera, una piedrita, un zapato, y un bello dibujo con tiza, preferentemente de colores. En lo alto está el Cielo, abajo está la Tierra, es muy difícil llegar con la piedrita al Cielo, casi siempre se calcula mal y la piedra sale del dibujo. Poco a poco, sin embargo, se va adquiriendo la habilidad necesaria para salvar las diferentes casillas (rayuela caracol, rayuela rectangular, rayuela de fantasía, poco usada) y un día se aprende a salir de la Tierra y remontar la piedrita hasta el Cielo, hasta entrar en el Cielo, (Et tous nos amours, sollozó Emmanuèle boca abajo), lo malo es que justamente a esa altura, cuando casi nadie ha aprendido a remontar la piedrita hasta el Cielo, se acaba de golpe la infancia y se cae en las novelas, en la angustia al divino cohete, en la especulación de otro Cielo al que también hay que aprender a llegar. Y porque se ha salido de la infancia (Je n'oublierai pas le temps des cérises, pataleó Emmanuèle en el suelo) se olvida que para llegar al Cielo se necesitan, como ingredientes, una piedrita y la punta de un zapato." (capítulo 36)
Al leer Rayuela se advierte rápido la presencia de la música y, sobre todo, del jazz. En las reuniones nocturnas de su "Club" en París, los personajes de Cortázar mezclan discos de jazz con interminables y caóticas conversaciones sobre arte, literatura, amor y metafísica, y algún vino o aguardiente como lubricante.
Mientras leía, se iba haciendo en mí más fuerte la idea de hacer una lista completa de los temas de jazz mencionados por Cortázar en su novela, pero enseguida me di cuenta de que alguien se me había adelantado reuniéndolos en un libro-disco titulado Jazzuela. Julio Cortázar y el Jazz, disponible en Spotify. La lista completa puede verse también aquí.
Lo curioso de la selección es que, pese a que el libro se publicó por primera vez en 1968 (y podemos, por tanto, deducir que se escribió a lo largo de los años 60), los temas escogidos son todos en su mayoría de los años 20 y 30, y ninguno posterior a 1950. De hecho, en alguno de los diálogos que los personajes mantienen en sus reuniones, alguno de ellos muestra un mayor respeto por este primer jazz en el que el arte no estaba, según dice, tan a merced del desarrollo de la técnica y los músicos hacían maravillas con los pocos conocimientos, destrezas y medios de que disponían, frente al jazz de los 50-60 (citan a Stan Getz , bien conocido por su gran habilidad técnica al saxo tenor, como ejemplo de este jazz de virtuosos de la técnica). Como buenos "bo-bos" (bourgeois-bohèmes, burgueses-bohemios), como dicen los franceses, los miembros del Club buscan distinguirse mostrando el gusto refinado y "cultivado" del que conoce los matices del jazz según las épocas históricas y prefiere la "pureza originaria" de los pioneros del género, frente a la "masa" que sólo conoce un número limitado -y fuertemente comercializado- de temas de jazz -más aún en los 60 (siguiendo con Getz, podemos recordar el bombazo que supuso en todo el mundo su disco con Jobim y los Gilberto, Getz/Gilberto, de 1963, que convirtió La chica de Ipanema en un indispensable)-.
En cualquier caso, las referencias a estos temas en la parte parisina del libro dejan ver la gran familiaridad del autor con el jazz, una relación (intertextual) entre dos géneros artísticos distintos (música y literatura), pero también su uso como recurso literario para crear una atmósfera y describir una cierta forma de vida: la de esos encantadores burgueses bohemios pedantes e intelectualoides en busca de un sentido para una existencia errante y despreocupada que tanta intelectualidad parece haber vaciado.
Un blog que empieza con Rayuela no puede terminar mal, así que métele caña... ;)
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