"La verdad no está siempre en un pozo. En realidad, creo que la forma de conocimiento más importante es invariablemente la superficial. La profundidad no está en los valles donde la buscamos, sino en la cumbre de las montañas. Allí es donde la descubrimos. La variedad y la causa de esta clase de error están bien simbolizadas en la contemplación de los cuerpos celestes. Si miramos a una estrella de lado, es decir, con el ángulo exterior de la retina..., más susceptible a las débiles impresiones de la luz que el interior..., obtendremos una apreciación más nítida de su brillo, un brillo que se va oscureciendo conforme nosotros vamos volviendo nuestra mirada de lleno hacia ella. En este último caso llega a los ojos un gran número de rayos, pero en el primero se obtiene más refinada capacidad de comprensión. Del mismo modo, por una profundidad indebida se aturde y se debilita la capacidad intelectual; así es posible hacer desaparecer a Venus del firmamento por medio de un escrutinio demasiado sostenido, demasiado concentrado o demasiado directo."
Edgar Allan Poe, "Los crímenes de la calle Morgue", Narraciones extraordinarias, Madrid, Edaf, 1998, pp. 150-151.
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