'But the things can get out,' Alice gently remarked. 'Do you know the lid's open?'
'I didn't know it,' the Knight said, a shade of vexation passing over his face. 'Then all the things must have fallen out! And the box is no use without them.' He unfastened it as he spoke, and was just going to throw it into the bushes, when a sudden thought seemed to strike him, and he hung it carefully on a tree. 'Can you guess why I did that?' he said to Alice.
Alice shook her head.
'In hopes some bees may make a nest in it—then I should get the honey.'
'But you've got a bee-hive—or something like one—fastened to the saddle,' said Alice.
'Yes, it's a very good bee-hive,' the Knight said in a discontented tone, 'one of the best kind. But not a single bee has come near it yet. And the other thing is a mouse-trap. I suppose the mice keep the bees out—or the bees keep the mice out, I don't know which.'
'I was wondering what the mouse-trap was for,' said Alice. 'It isn't very likely there would be any mice on the horse's back.'
'Not very likely, perhaps,' said the Knight: 'but if they do come, I don't choose to have them running all about.'
'You see,' he went on after a pause, 'it's as well to be provided for everything. That's the reason the horse has all those anklets round his feet.'
'But what are they for?' Alice asked in a tone of great curiosity.
'To guard against the bites of sharks,' the Knight replied. 'It's an invention of my own. And now help me on. I'll go with you to the end of the wood—What's the dish for?'
'It's meant for plum-cake,' said Alice.
'We'd better take it with us,' the Knight said. 'It'll come in handy if we find any plum-cake. Help me to get it into this bag.'
This took a very long time to manage, though Alice held the bag open very carefully, because the Knight was so very awkward in putting in the dish: the first two or three times that he tried he fell in himself instead. 'It's rather a tight fit, you see,' he said, as they got it in a last; 'There are so many candlesticks in the bag.' And he hung it to the saddle, which was already loaded with bunches of carrots, and fire-irons, and many other things.
'I hope you've got your hair well fastened on?' he continued, as they set off.
'Only in the usual way,' Alice said, smiling.
'That's hardly enough,' he said, anxiously. 'You see the wind is so very strong here. It's as strong as soup.'
'Have you invented a plan for keeping the hair from being blown off?' Alice enquired.
'Not yet,' said the Knight. 'But I've got a plan for keeping it from falling off.'
'I should like to hear it, very much.'
'First you take an upright stick,' said the Knight. 'Then you make your hair creep up it, like a fruit-tree. Now the reason hair falls off is because it hangs down —things never fall upwards, you know. It's a plan of my own invention. You may try it if you like.'
L. Carroll, Throught the Looking-Glass, capítulo VIII ("It's my own invention"), 1871.
En castellano:
-Veo que te admira mi pequeña caja -observó el caballero con afable tono-. Es de mi propia invención..., para guardar ropa y bocadillos. La llevo boca abajo, como ves, para que no le entre la lluvia dentro.
-Pero es que se le va a caer todo fuera -señaló Alicia con solicitud-. ¿No se ha dado cuenta de que lleva la tapa abierta?
-No lo sabía -respondió el caballero, mientras una sombra de contrariedad le cruzaba la cara-. En ese caso, ¡todas las cosas se deben haber caído fuera! Y ya de nada sirve la caja sin ellas. -Se zafó la caja mientras hablaba y estaba a punto de tirarla entre la maleza cuando se le ocurrió, al parecer, una nueva idea y la colgó, en vez, cuidadosamente de un árbol-. ¿Adivinas por qué lo hago? -le preguntó a Alicia.
Alicia negó con la cabeza.
-Con la esperanza de que unas abejas decidan establecer su colmena ahí dentro..., así conseguiría un poco de miel.
-Pero si ya tiene una colmena..., o algo que se le parece mucho..., colgada ahí de la silla de su caballo -señaló Alicia.
- Si, es una colmena excelente -explicó el caballero, con voz en la que se reflejaba su descontento- es de la mejor calidad, pero ni una sola abeja se ha acercado a ella. Y la otra cosa que llevo ahí es una trampa para ratones. Supongo que lo que pasa es que los ratones espantan a las abejas..., o que las abejas espantan a los ratones..., no sé muy bien cuál de los dos tiene la culpa.
-No será probable, quizá -contestó el caballero- pero, ¿y si viniera alguno?, no me gustaría que anduviera correteando por ahí.
-Verás continuó diciendo después de una pausa- lo mejor es estar preparado para todo. Esa es también la razón por la que el caballo lleva esos brazaletes en las patas.
-Pero, ¿para qué sirven? -preguntó Alicia con tono de viva curiosidad.
-Pues para protegerlo contra los mordiscos de tiburón -replicó el caballero-. Es un sistema de mi propia invención. Y ahora, ayúdame a montar: iré contigo hasta la linde del bosque..., ¿para qué es esa fuente que está ahí?
-Es la fuente del pastel -explicó Alicia.
-Será mejor que la llevemos con nosotros -dijo el caballero: nos vendrá de perillas si nos topamos con alguna tarta. Ayúdame a meterla en este saco.
Esta labor los entretuvo bastante tiempo, a pesar de que Alicia mantuvo muy abierta la boca del saco, pues el caballero intentaba introducir la fuente tan torpemente: las dos o tres primeras veces que lo intentó se cayó él mismo dentro del saco en vez. -Es que está muy ajustado, como ves- se explicó cuando la consiguieron meter al fin- y hay tantos candelabros dentro ... -y diciendo esto la colgó de la montura, que estaba ya cargada de manojos de zanahorias, hierros de chimenea y otras muchas cosas más.
-Espero que lleves el pelo bien asegurado -continuó diciendo una vez que empezaron a marchar.
-Pues asi así, como todos los días -respondió Alicia sonriendo.
-Eso no basta -dijo con ansiedad el caballero. -Es que verás: el viento sopla tan fuertemente por aquí... Es tan espeso que parece sopa.
-¿Y no ha inventado un sistema para impedir que el viento se le lleve el pelo? -inquirió Alicia.
-Aún no -replicó el caballero-. Pero si que tengo un sistema para impedir que se me caiga.
-¡Ah! Pues me interesaría mucho conocerlo.
-Verás: primero se toma un palo bien recto -explicó el caballero- luego haces que el pelo vaya subiendo por el palo, como se hace con los frutales. Ahora bien, la razón por la que el pelo se cae es porque cuelga hacia abajo..., y ya sabes que nada se puede caer hacia arriba, conque... Es un sistema de mi propia invención. Puedes probarlo si quieres.
L. Carroll, A través del espejo, capítulo VIII ("Es mi propia invención"), 1871.
Ilustración original de John Tenniel para el libro de 1871.
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